lunes, 17 de enero de 2011

Un café con sal.

Si una mañana te levantas y tras hacer una cafetera aromática y caliente, aderezas tu café con sal, date media vuelta, métete en la cama, tápate hasta la cabeza y espera a que pase el día.

Si no tienes la suerte que yo tuve y es miércoles o jueves y deberías ir al trabajo, NO VAYAS!!. Llama y diles que no te siente inteligente para hacer ninguna clase de trabajo. Te darás cuenta en seguida de que, lo que en principio sólo parece una excusa brillante, es una verdad como un templo.

Si te levantas y le pones sal al café verás que esa forma anti-natural de despertar a un ser humano despierta mas partes de tu persona de las que eres capaz de gestionar en un día. Si le has puesto sal a tu café significa que la persona mala que habita en ti se ha despertado y va a pasar el resto del día boicoteándote.

Y bajará al súper mercado y comprará un montón de cosas inútiles que cuestan una pasta que no tienes, comprará también pescado malo, que intentará cocinar ignorando su apestura. Bloqueará tu ordenador, no guardará los cambios en los archivos en los que has trabajado horas, te depilará sin jabón llenando tu cuerpo de cortes, ventilará tu casa en el día mas frío del año, pondrá un disco que te regaló tu ex que te hace llorar, cepillará a tus gatos encima del sofá y por último te cocinará unas fajitas de pollo tan negras como el carbón que deberían haberte traído los reyes.

Será un día lleno de anagnórisis (si no conoces esta palabra búscala en la RAE que es muy bonita)

Si quieres conocer a la zorra que llevas dentro, prepárate un buen café con dos cucharaditas de sal. Avisada estás, disfruta de tu día.

By Pachuli Caracol.

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